Esta fruta de piel cobriza y aterciopelada, carne tersa y jugosa, sabor dulce y aroma delicado, es además un alimento muy recomendable para tu salud.
Cuando se prueba madura y fresco, el melocotón es fácil de digerir y muy nutritivo gracias a su contenido en vitamina C, vitamina E y betacaroteno, que una vez ingerido el organismo transforma en vitamina A. Este trío de vitaminas antioxidantes protege frente a las enfermedades degenerativas provocadas por los radicales libres que el propio cuerpo produce durante los procesos metabólicos.
En cuanto a los minerales, en el melocotón abunda el potasio, un electrolito que regula los líquidos corporales, favorece la eliminación de residuos y alivia los dolores de cabeza y migrañas causados por la tensión arterial elevada. También aleja los dolores en las articulaciones.
Otros minerales que se hallan en dosis significativas son el cobre y el manganeso. El primero refuerza las defensas y ayuda a evitar el cansancio físico y mental, así como la repetición de infecciones. El segundo mantiene las funciones cerebrales.
Existen numerosas variedades, que se diferencian en si la carne se separa del hueso o no y por los colores de la pulpa y la piel, que van del amarillo apagado al rojo oscuro.
Las tres más conocidas son el melocotón de agua, pobre en azúcares; el melocotón de viña, digestivo y laxante; y el paraguayo, de carne blanca. Además la nectarina también es un melocotón (no es un cruce entre melocotón y ciruela, como algunas personas creen) pero su piel es lisa y su pulpa resulta firme y algo más dulce.